viernes, 12 de noviembre de 2010

Shannah


En la vida, hay momentos bellos e increíbles que tu simplemente no olvidas, y lo más importante, hay personas que tu no olvidas. Yo todavía no la he olvidado. Todavía me acuerdo de ella de vez en cuando, de su bello rostro, su bella personalidad,  y su gran tolerancia a mis chistes frescos, algo que todo hombre desea. Mientras pienso en ella y sigo delirando, me acuerdo de la primera vez que la vi, hace un año, cuando era un simple hombre libre terminando una misión en la que había sido encomendado. En realidad, no había sido encomendado, sino que fue de parte mía lo que hice. Eran las 12 am, estaba haciendo un hoyo en la tierra con mi pala favorita, lo bastante grande para enterrar un caballo. Mientras que no iba a enterrar un caballo, la persona que estaba enterrando era del tamaño de un elefante, así que en realidad no hice un buen calculo, nunca fui buenos en las matemáticas. La noche era oscura, la niebla pasaba, y empezó a llover, y mientras movía poco a poco ese cuerpo gordo, me di cuenta de algo, y no fue simplemente que me estaba empezando a salir  una hernia, sino que al salir un rayo, la vi a ella. Al rayo pasar en la oscuridad, en ese segundo la vi, un pelo rubio, una bella cara, un cuerpo que no paraba, ni siquiera cogía un  "break" de cinco minutos, y supe que si, ella era para mí, la quería, la deseaba. Primero pensé que no era una mujer real, que fue un ángel caído del cielo, hasta pensé en preguntarle si dolió la caída, pero después vi que no, que era real. No solo eso, sino que al vernos a los ojos directamente fue como un rayo que paso entre nosotros, y literalmente había pasado un rayo entre nosotros dos debido a la oscura noche y la terrible lluvia, y ahí vi a mi doncella mejor. Al irse la luz, empezó a salir por su cabeza una areola, confirmándome que si, era un ángel del cielo, y no solo eso, vino a buscarme y darme paz en mi vida. A los segundos me di cuenta que no era un areola, sino que la luz del carro del policía apareció a sus espaldas, y los dos fuimos arrestados, y ella se fue por que creían que era mi cómplice.
De viaje a la cárcel, no podía de parar de pensar en el lio que la había metido a ella. ¿Qué hacia allí a esas altas horas de la noche? De todos los parques y montañas que pudo haber ido, ¿por qué fue a la mía? La miraba, y estaba tranquila, como si lo hubiera hecho a propósito, como si hubiera estado esa noche como cómplice mía. Y la seguía viendo. Wow, era bella. Era exactamente como muchas de mis fantasías mojadas en mi adolescencia eran, y estaba cien por ciento seguro que todo esto era un castigo cruel de parte de Dios por haber roto el mandato de no masturbarme en ese tiempo. Debe de haber sido, no había otra explicación. Pronto llegamos a la estación de la policía, en donde estaríamos encerrados algunos días mientras buscaban una fecha para ir a donde el juez, donde se dirá cual es nuestro destino. Lo único seguro que tenía en mente es que iba a verla por lo menos unos días mas, y estaba en lo correcto, ya que estábamos en celdas continuas. Fueron unos bellos cuatro días. Escuche su voz por primera vez, y era como escuchar la voz de un ángel mezclada con la voz de un demonio, bella pero con un sentido de ironía. Poco a poco la amaba mas. Cuando nos mandaron a callar, creamos un lenguaje en clave Morse. Nuestro propia clave Morse. Hicimos poco a poco un "Hola", "Adiós", "Tengo frio", y lo más importante, le pude pasar una pregunta importante para mí: "¿Estarías dispuesta a tener sexo conmigo?" Su contestación fue "Si salimos vivos de este embrollo." Nunca había escuchado eso tan directo, especialmente en clave Morse. En las noches y en momentos de silencio nos agarrábamos las manos. La primera vez que mi piel tuvo contacto con la de ella sentí una vez más una electricidad, unas mariposas en el estomago que desaparecieron al tirarme un gas. Pero lo más importante, al agarrarnos las manos, al fin supimos que éramos uno para el otro, nos amábamos, y éramos las almas gemelas que uno con tanta ansia busca, y que convenientemente encuentra en su mismo país y en su misa cuadra, y hablan el mismo lenguaje. El punto es que la encontré.
Era el día de la corte, y estábamos los dos sentados, escuchando al abogado puesto por la corte, que fue tan bueno como tener un mono puesto por la corte, y nos defendió de una manera tan terrible que reverso nuestros casos. Dijo que lo que yo cometí ella lo hizo, y lo que ella hizo yo lo cometí. Viro al revés los casos el abogado ese, y mi corazón dio una vuelta al revés. Me vire a donde mi amada, no sabía que decirle, y ella me miro con esos ojos grandes y azules, como un gran lago en donde yo me estaba ahogando porque se me había olvidado ponerme el traje de baño, que aunque tuviera el traje me iba a ahogar, el punto es que me iba a ahogar, pero esos ojos no estaban con miedo, sino eran pacientes, y en ningún momento se quejo, lo cogió como un hombre, como un gran hombre sexy y rubio y que era mujer realmente. El juez paso la corte, y ella fue destinaba a morir en la silla eléctrica, y yo estar cinco meses en cárcel. No sé en realidad porque nunca me levante a decir que tenía el veredicto a la inversa, sino que lo acepte, y todavía tengo pesadillas de esa noche. Ella fue a la silla eléctrica por mi culpa.
Paso el tiempo, y era el día de su viaje al otro lado de la existencia. Su último deseo era que yo estuviera ahí, viendo sus últimos momentos en la silla eléctrica. Eso, y que no le cortaran el pelo completamente,  como se acostumbra a hacer en estos casos. Hasta yo llore el poco de sus pedazos rubios de oro que se le cortaron. Y ese fue el día que al fin me entere de su nombre. Shannah. Shannah, Shannah, Shannah. Su nombre resuena, suena interesante, sexy, la describe perfectamente. Nunca lo había escuchado, pero siempre hay una primera vez para todo, y de la misma manera que era la primera vez que lo escuchaba, ella apareció para su primera vez en la silla eléctrica. Al ver el poco pelo que le cortaron, que ahora le llegaba al cuello, me puse a pensar en que suerte tuve en que ella no se recorto, porque las mujeres calvas no se ven bien. Y no solo eso, sino que empecé a llorar que esta era la última vez que la veía. Le amarraron los pies, y llore un rio. Le amarraron las manos, llore la piscina que podría tener Bill Gates. Ella levanto su mirada, sus ojos estaban encimas de los míos, y la electrocutaron. Yo ahí llore un océano. Me enoje, y con lo que insinuó que fue el poder del amor que "Huey Lewis and the News" hablan en su canción, rompí el cristal que nos separaba, me metí, y bese ese cuerpo acabo de asar. La bese como nunca antes había besado una mujer, y su corazón empezó a latir. Poco a poco volvía, y de momento, me maree.
Al fin levante mis ojos, y estaba en un lugar completamente diferente. Fui informado por un hombre vestido de blanco que estaba en un hospital, y que recibí bastante electricidad como para prender una casa, pero por alguna razón estaba vivo. Mis familiares me vieron, pero no podían tocarme. Me vire, y allí estaba ella, acostaba, perfectamente pacifica, respirando. Me dijeron que al yo darle el beso, ella volvió a la vida milagrosamente, su corazón recibió un "shock". Todos sabemos que fue el poder de mi amor, no nada de esa mierda de medicina y ciencia. Cuando mi familia se fue, y era de noche, me senté y me quede mirándola una vez más. Ahí, ella despertó. Hizo un movimiento de "vente" con su cabeza,  y me acosté junto a ella, y la acaricie, le dije que la amaba, y le moví el pelo para el lado. Finalmente estábamos solos, y la bese una vez más, y fue exactamente como la primera vez, ya que recibí una carga eléctrica en el cuerpo. Literalmente. Esa noche iba a cumplir su promesa de tener sexo conmigo, pero estaba impotente debido a la electricidad de mi cuerpo, y tenía posible radiación, así que me quede tranquilo, pensando en que en algún lado un monje debe estar feliz, y también me puse a pensar en que pronto sería el segundo intento de cumplir su sentencia. Se me ocurrió una idea.
La idea era escapar del país, por lo menos ella, que tenia la peor sentencia. Tenía que pasar esa misma noche. La desperté, le dije que tenía que escapar, y que le iba a dar el dinero para el viaje. Poco a poco y con cautela, nos salimos por la ventana, ya que la puerta de nosotros estaba vigilada. Afuera del hospital, cruzamos al cuarto del piso de abajo, y nos metimos. Estaba vacío, era una oficina, aunque detrás del sofá había sonidos de sexo, sonidos tan intensos que no nos escucharon a Shannah y a mi escapar. Nos robamos la ropa de los amantes hospitalarios, y nos escapamos del hospital, con la ropa mía demasiada grande y la de ella demasiada pegada. Tan pegaba estaba que tenía miedo que explotaran sus bellos senos en mi cara, aunque no me molestaría si pasara. Cogimos la guagua, con todos alejándose ya que olíamos a quemado y hospital, y seguimos hasta el aeropuerto. Allí, le compre una taquilla para Holanda, y le dije a ella que se fuera, que la veía pronto cuando terminara de estudiar y terminara mi sentencia, en literalmente un año y medio. La bese, le dije "Vaya con Dios", y me abrazo, llorando, dejando una mancha en mi camisa nueva, que de momento me di cuenta que era una camisa de promoción a Viagra. Lloramos todos los océanos del mundo esa noche, y se fue, y la vi hasta que se metió al avión, con esperanza de volver a verla en año y medio, como prometimos hacer.
Ha pasado un año y medio desde la última vez que la vi. Estuve en contacto con ella en todo momento, todavía hablábamos y compartíamos experiencias y lo que nos pasaba, tranquilos. Siempre estuve ignorando toda mujer, ya que la mía estaba en Holanda, y pronto me uniría a mi bella doncella. La llame anoche, y la voz de un niño contesto el teléfono. Le pregunte quien era, me dijo su nombre,  le pregunta por Shannah, y me dijo que mami no estaba en casa en esos momentos. Ahí llego la revelación de que lo estúpida que fue mi espera. Ella ya estaba con otro, y ya tenía un niño. Eso explica su distancia al hablar conmigo, sus rechazos, y las veces que no cogía el teléfono al llamar como cuatro veces al día para ver que hacía. No sé si se canso de mi, o si realmente no me amaba, o como llego un hijo tan rápido, pero sé que no volveré a llamarla, y no importa cuando roto este mi corazón, no importa cuánto me hizo sufrir hoy, yo solo estoy con la esperanza de que no importa donde este, no importa con quien, yo espero que este feliz. Yo, no lo estoy, especialmente porque ignore todas esas mujeres en ese año y medio, dejándome solo, sin esperanzas y con un grave caso de esterilidad . A volver a la búsqueda de una nueva Shannah.

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