domingo, 19 de febrero de 2012

Las aventuras de la perra Karla y la Iglesia Discípulos de Cristo

¿Qué es este documento? Muy buena pregunta lector. No, no es una historia de como encontré el evangelio, ni quiero venderte la religión. Todo lo contrario. El viernes en la noche tuve que ir a la Convención de los Discípulos de Cristo a ver a mi madre cantar. Mientras contaba las horas y ligaba a la que se sentó al frente mío que bailaba todo los coritos en su traje corto, saque mi Ipod y empecé a escribir un cuento. Ya que el evento era interminable, el cuento se puso más largo de lo que pensaba.

Todo fue escrito de corrido y lo pase exactamente igual. Si ven algún error de trama, o si te preguntas porque es tan ridícula, es un trabajo que se escribió de corrido, en un concierto cristiano, en un Ipod. No diría que lo que hice fue malo, sino irreverente. Pero siempre lo he sido de una manera u otra. Disfruten de la perra Karla y su protesta:


Había una vez un perro que se llamaba Karla. A Karla se le hacia difícil escribir ya que era pequeño y era un perro. Ya que era un perro con nombre de mujer, se castro ya que el autor no es muy bueno redactando sus cuentos.

Un día estaba la perra Karla en una convención de la iglesia Discípulos de Cristo. Estaba un poco confusa ya que había leído que habían doce discípulos, y en ese lugar habían cientos y cientos. Mares y mares de discípulos se encontraban allí. Lo más emocionante es que habían discípulos femeninas también, y pensó que era algo sexista que se llamasen solo discípulos en vez de discípulas.

Para combatir esta injusticia, decidió hacer una huelga. Todas las discípulas, humanas, perras y de las dos, se juntaron a gritar consignas llenas de sarna y saliva para combatir ese nombre sexista. Dieron vueltas y vueltas afuera de la convención, pero nada funciono.

Ya que no sirvió la protesta, decidieron darle a los hombres, perros y de los dos por donde duele: una huelga de sexo. Ni siquiera un gran ayuno podría ayudar con esta gran calamidad apocalíptica. Ni masturbarse podían ya que Onan se los arruino a todos.

Pasaron cuatro años, y debido a la huelga de sexo, la comunidad evangélica bajo. Sectas empezaron a surgir, en donde se promovía tener sexo de cualquier tipo en cualquier lugar a cualquier hora. Sus números crecieron rápidamente. Otras sectas promovían el matrimonio y sexo semanal dentro de ellas. Los Discípulos de Cristo originales no se dejaron mover por las mujeres y las llamaban a ellas y los otros grupos herejes. Este era básicamente un grupo de viejos y adolecentes virginales que no se reproducían. Haitianos adoptados comenzaron a ser parte de esta iglesia.

Aun así, las mujeres seguían fuerte en su fin. Karla fue aplaudida por mujeres y la prensa controlada por los judíos, y odiaba por hombres y niños adolecentes. Protestaron la posible eliminación del dogma que prohibía a los hombres masturbarse y buscar mujeres de la noche, ya que eso era trampa en la discusión. No se rendían y ganaban todas sus batallas ya que eran las que más gritaban.

Un día se formo una gran batalla campal. El gobernador de Puerto Rico quería promover el uso de contraceptivos en la población. Hospitales privados religiosos aun tenían que promover esto. La iglesia se levanto. Los hombres estaban en contra ya que querían que la iglesia subiera y que volvieran las mujeres. Las discípulas de Karla estaban en contra ya que eso sería divertido para los hombres.

Al encontrarse, empezaron a gritarse. Casi lloran. Esposos al fin querían a sus esposas. Los dos grupos se vieron, se pelearon, y se pidieron perdón y volvieron a unirse. Karla se molesto ya que la iglesia se junto y seguían siendo discípulos y no discípulas.

Para seguir con su propuesta, Karla atrajo a todos los jóvenes, de los dos sexos, creando una nueva iglesia en contra protesta. En esta había sexo semanal aprobado por ella, casados o no casados. Esto le dolió a la iglesia Discípulos de Cristo ya que todos los jóvenes se cambiaron.


Un día, los líderes de la iglesia se reunieron con Karla para resolver todo de una vez y por todas. Le hicieron la propuesta de llegar al fin de la pelea. Su solución fue cambiar el nombre a la iglesia a los Discípulos y Discípulas de Cristo. Esto le gusto, pero los jóvenes volvieron desilusionados a la iglesia de sus padres. Podrían separarse a su propia iglesia, pero todos los padres prometieron botarlos de la casa si lo hacían.

Pasaron seis meses, y la perra Karla tuvo una epifanía: el nuevo nombre de la iglesia tenia primero discípulos y no discípulas. Esto la molesto, y todo volvió a comenzar otra vez.

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